A nadie se le escapa que vivimos en una sociedad de contrastes, y por qué no, también de contradicciones. Cualquier opinión o suceso por disparatado que a uno le pueda parecer siempre cuenta con el beneplácito de un gran número de personas. Supongo que será por aquello que aquel Heráclito nos contaba sobre la lucha de contrarios. Pues bien, todo esto viene a cuenta de la noticia con la que me desayuné el otro día y que no es otra que después del escándalo del Alto del Cuco (construcción de cientos de viviendas junto al Parque Natural de las Dunas de Liencres en plena ladera de una montaña) la sinfonía de lo absurdo vuelve a sonar. Y es que si en una de las laderas el Ayuntamiento permitió dicha edificación-aberración para después ser paralizada por orden judicial, ahora y también por dictamen judicial, se obliga a dicho Ayuntamiento a permitir la construcción de cientos de viviendas en la otra ladera. Resumiendo, una ladera destrozada y con todas las obras paralizadas (una vez hecho ya el destrozo) y la otra, todavía intacta, con permiso para construirse ¿Alguien lo entiende?. Seguro, seguro que alguno es capaz de explicarlo.
Esta foto está tomada en Limpias, otra preciosa localidad asediada por la especulación urbanística. Una pena.